"De pensamiento es la guerra mayor que se nos
hace"
José Martí
Graffiti a la salida de la boca de metro de Bellas Artes (Caracas). El lema 'Chávez, corazón del pueblo' se ha convertido en uno de los gritos de la Revolución Bolivariana. |
Raúl nos
cuenta, mientras conduce, que Venezuela tiene forma de rinoceronte, "eso sí, para ver la silueta del animal
el mapa ha de incluir los territorios
en reclamación con Guyana". La franja que queda al norte del río
Orinoco -los lomos del animal- se asienta sobre un enorme 'barril' de petróleo que
convierte a Venezuela en el país con las mayores
reservas de crudo probadas del mundo. Su explotación estuvo históricamente
en manos extranjeras hasta que, en el contexto de la crisis del 73, se dicta la
ley que nacionaliza los hidrocarburos. En la práctica, aunque en 1975 -bajo el
gobierno de Carlos Andrés Pérez- se crea la empresa estatal Petróleos de
Venezuela, la estructura y organización se mantienen idénticas al pasado, con transnacionales
controlando el negocio petrolero, las mismas manos que lo habían dominado antes
de la 'supuesta' nacionalización. Sin petróleo no se entendería la historia
geopolítica del siglo XX. Sería una ingenuidad pensar que los intereses sobre
este recurso no tienen nada que ver en la ofensiva que, desde sus comienzos,
han tenido que sortear el proyecto político y la figura misma de Hugo Chávez.
Embarcadero en Chichiriviche, Parque Nacional de Morrocoy, estado de Falcón. Cientos de lancheros se ganan la vida llevando a turistas a los Cayos. |
Chávez tuvo la
audacia de desenterrar a uno de los próceres de la Independencia y elevar a la
categoría de mito a un criollo burgués como Bolívar. Su imagen, junto a las de su
lugarteniente Miranda y el 'negro' Páez, te dan la bienvenida al país cuando
atraviesas el túnel de La Guaira, en la autopista que une el aeropuerto en
dirección a Caracas. El mismo túnel que hace unos días, al parecer, no pudo
cruzar un corresponsal de prensa, narrándonos su experiencia -como si de un
escenario bélico se tratara- en esta caricaturesca
crónica. Venezuela tiene un serio problema con la violencia, los datos están
ahí para corroborarlo. Pasando unos días en Chichiriviche conocimos a una
mujer que, después de haber vivido por dos décadas en Francia, ha regresado
hace unos años a su país. La mujer -que regenta un restaurante donde cenamos en
Fin de Año- tenía la teoría de que en Venezuela se vive ingenuamente feliz "hasta que te pasan estas cosas,
después ya no puedes serlo". Raúl se ríe y calla. Cuando llevas unas
semanas aquí empiezas a calibrar que el tema de la violencia está
sobredimensionado: a todo el mundo le encanta relatar los pequeños hurtos, los
asaltos a punta de pistola y aun los secuestros que, afortunadamente, muy poca
gente ha padecido, la mayoría escucha por unos medios de comunicación que
sistemáticamente los magnifican y, en general, nadie sufre cotidianamente. Según
el antenista que ha venido a instalar la televisión por cable -hijo de un
republicano asturiano exiliado tras la Guerra Civil- la violencia actual es "una herencia del abandono del pueblo
en los años 80". La 'década
perdida', por lo que se ve, no sólo dejó agujeros económicos... La historia
de Raúl desmiente la teoría de nuestra posadera. Hace unos años sufrió lo que
aquí llaman 'secuestro express': dos tipos entran en tu coche a punta de
pistola, te llevan hasta tu casa, la desvalijan, te llevan a un cajero, sacan
todo el efectivo posible y ahí te dejan tirado. Sería una estupidez -en nuestro
caso- pretender deambular por Catia de noche sin llamar la atención, se nos
identifica fácilmente como 'nordacas'
y eso es sinónimo de euros o dólares en un país en el que la diferencia entre
el cambio oficial y el del mercado negro es de uno a cuatro. Sin embargo, a
plena luz del día se puede recorrer tranquilamente el casco histórico colonial
que resiste en el centro mismo de Petare, una barriada suburbial de más de medio
millón de habitantes al este de Caracas. A Raúl le ha llevado bastante tiempo
de terapia superar el trauma. Pese a todo, es un tipo feliz.
Calle en el centro colonial de Petare. Al fondo, el barrio arracimado sobre los cerros. |
Caracas se extiende de este a oeste lo largo de un valle. El MetroCable comunica éste con los barrios que se asientan sobre los cerros colindantes. |
Vista de Petare desde el MetroCable. Al fondo, la Cordillera del Ávila que separa la franja costera de Caracas. |
Cuando los
conquistadores llegaron a estos territorios quisieron implantar su cultura y su
religión pero no lo hacían sobre vacío. A las costumbres indígenas había que
sumar, además, los rituales africanos llegados con la esclavitud. Un hermoso
resultado de aquella mezcla son los Diablos
Danzantes de Yare. Sobre su vestimenta roja y sus coloridas máscaras cuelgan
un rosario y la cruz del Santísimo, portando una maraca, en una mano, y un
látigo, en la otra. Su danza a son de tambores recorre las calles el día del Corpus
Christi y llega hasta el umbral del templo, dónde arrodillados reciben la
bendición del sacerdote, a modo de simbólico triunfo del bien sobre el mal. La
organización de esta celebración dio lugar a cofradías que fueron las únicas
formas de asociación permitidas entre indígenas y esclavos, creándose lazos de
solidaridad entre ambas comunidades. Hugo Chávez es el reflejo político del
sincretismo de estos diablos. Es 'zambo', un término despectivo que califica a
quien porta sangre india y negra en sus venas, el cruce -en el imaginario
colonial- más bajo del escalafón racial. O dicho de otro modo, en un país,
donde si pones Globovisión pareciera que
vives en Suecia, Chávez pertenece a ese grupo de gente que, para las élites que
un día ostentaron todo el poder, está destinada a servir y no a mandar. No les
entraba en la cabeza esta receta de arroz
con mango a la hora de hacer política y, para colmo, con esa falta de glamour entre bambalinas, que vas por
los pasillos del palacio de Miraflores y te cruzas con una ministra en
chándal... Isa, una amiga mulata, nos dijo que el chavismo le había
enseñado, entre otras cosas, a ver su nariz de negra como linda, una anécdota
parecida a la que Galeano recuerda en su repaso a este curioso dictador. El
antenista ya ha terminado, recoge su caja de herramientas y me agradece la
conversa. "Yo lo que veo es que el
capitalismo no es bueno y por eso se está hundiendo", me dice. Y antes de salir por la puerta
añade: "Pero no se confunda, señora.
Que yo no soy comunista, ni Chávez lo es. Que aquí lo que se quiere es que la
gente viva bien".
Lindo relato de una realidad que a este lado se simplifica. Salud y huevos fritos.
ResponderEliminarestoy tan umpactada, por este relato, corto que sintetiza lo que es el colonialismo, y como el intento de independencia del o los colonizados, se hace tan dificil, porque lo shick Cprogreso), es tan fuerte que encima si lo tenes en la cabeza y queres cambiarlo, ya te tildan de comunista y/O REVOLUCIONARIO que es estos pagos todavia son mal vistos.
ResponderEliminarMi sueño es que, cuando veo las manifestaciones en Venezuela, de apoyo a Chavez, esas personas tengan minimamente claro, lo que busca el socialismo de Chavez. Al leer lo del Sr, Yustos, quien me precede, puedo interpretar, "yo soy de un pais, con X años de Socialismo, y ahora, solo puedo alimentarme, con huevos fritos y donde esta mis salud o mis derechos "conquistados", o sea. parece que, por un lado, estan, las luchas de los idealistas luchadores, y por otro, la mayoria de la gente, que disfruta de estas conquistas, pero no sabe de donde y como llega a ellas/os. Esto por ahora, y quiero felicitar, a esta paseandera, por Venezuela, estare pendiente, de todas sus reflexiones.
Bonito relato, Esther, como todos los que he leido en tu blog.
ResponderEliminarEsta claro que esta Europa de la igualdad y de las libertades que tanto se cacarea ha dejado de ser modelo de nada y tenemos mucho que aprender y poco que reprochar a democracias como Venezuela