domingo, 29 de noviembre de 2015

150.000 guaraníes y una vaca



La real perversión del poder no es que nos reprime sino que nos hace creer que nos libera.
Michel Foucault


'ADN paraguayo', Ana Carina Aranda.
Un toque naif a la dramática y trágica historia de Paraguay.

Parece que el próximo 20 de diciembre España vivirá unas elecciones generales decisivas. Y una no sabe qué pensar, si todo lo que viene ocurriendo en los últimos años se diluirá con pactos entre las grandes fuerzas –cumpliéndose aquella vieja y triste máxima de “que todo cambie para que todo siga igual”- o asistiremos a un cambio de ciclo con la conformación de un parlamento fragmentado en diferentes partidos. A lo mejor tenemos que empezar a pensar en la política como arte y este podría ser un escenario para ensayar nuevas formas de hacer y de redefinir lo que pensamos que, lejos del rodillo, se basen en el diálogo entre posturas dispares, en un debate de ideas real y en la búsqueda del consenso para los grandes asuntos de Estado.

'Stroessner', Fidel Fernández.
Escultura sobre 'takuru', nido de termita,
mezcla de tierra y sus propias excrecencias.
El pasado 15 de noviembre acá se celebraron elecciones municipales. Una semana antes, cenando con una amiga y contándole mis ires y venires, me comentó que nos olvidásemos de organizar una actividad comunitaria programada para el sábado previo a la jornada electoral porque “en el interior ya estarán acarreando a la gente”. No era la primera vez que oía un comentario así y, aunque la persona de la que venía es más que de fiar, nunca sabes hasta qué punto una anécdota se ha convertido en categoría. Solo unos días después tuve ocasión de comprobar las toneladas de realidad que hay en algo que querías creer como un rumor. Esa semana también teníamos que visitar las comunidades indígenas con las que trabajamos y en una de ellas, al terminar nuestra reunión, el cacique tomó la palabra para explicar las pautas del día de las elecciones.

En un país con la población dispersa en centenares de colonias rurales, el Estado no facilita el acceso de la gente a los colegios electorales. ¿Para qué, si ya están ahí los ‘aparatos’ de los grandes partidos para hacerlo (a su manera…)? A partir de las siete de la mañana vendrían los colectivos de los partidos colorado y liberal para trasladarlos. Cada cual podría votar libremente por uno u otro: la cosa era muy ecuánime, se había pactado con ambos el pago de 150.000 guaraníes por voto y una vaca para la comunidad, total, dos vacas. Eso sí, como acá se vota por separado a intendente y al resto de la junta municipal, funciona mucho lo que llaman ‘voto cruzado’, es decir, elegir intendente de un partido y votar por la lista de concejales de otro. En este caso, el Frente Guasu era la lista sugerida porque llevaba un candidato indígena. La mayor objeción que alguien apuntó fue que “la vaca no fuese flaca”.

'Takurus', nidos de termitas. Su presencia es un síntoma de acidificación
del suelo, una consecuencia de la deforestación en zonas tropicales.

Pizarrón en una escuela de la colonia Araujo Kue.
Si en España acabar con una tradición bipartidista que nos viene de lejos ya es difícil, en Paraguay intentar hacerse un hueco, más que entre partidos entre identidades nacionales, es tarea titánica. El voto cruzado es el que ha dado la victoria en Asunción a Mario Ferreiro por la coalición ‘Juntos Podemos’. El intendente electo fue el candidato a las presidenciales de 2013 por el PMAS (Partido del Movimiento al Socialismo), en una campaña muy dura contra el Partido Liberal por haber asumido el poder tras el golpe parlamentario a Fernando Lugo. No son inescrutables los designios del Señor sino los de la política… En esta ocasión, para sacar a Arnaldo Samaniego (el candidato de la ANR, más popularmente, partido colorado) de la Municipalidad, hacía falta un pacto con los liberales y ni más ni menos. No lo tendrá fácil este comunicador (por hacer un símil, sería un equivalente en popularidad a Iñaki Gabilondo en España) para gobernar una Junta Municipal con mayoría colorada… Ni sé el margen que quedará en Latinoamérica tras el repunte neoliberal que anuncia el resultado de las elecciones argentinas del pasado domingo ni la tendencia que puede abrirse en toda la región si en Venezuela el chavismo pierde las elecciones legislativas el próximo 6 de diciembre.

***

Mi último hallazgo literario se llama Josefina Plá. Esta canaria polifacética se afincó en Paraguay en los años 30. Leer sus cuentos es un ejercicio de empatía hacia las mujeres del campo, de la ciudad, hacia las criaditas…, un retrato de sus condiciones de vida mejor que cualquier manual de sociología. En la antología que me estoy leyendo también hay una serie de cuentos fantásticos. Y todavía estoy impresionada por uno titulado ‘El ladrillo’. Me ha recordado mucho a la ‘Casa tomada’, de Julio Cortázar, y buscando en internet he descubierto que ambos son del mismo año, 1946, así que, me queda la duda de quién pudo influir en quién. Si en este la represión viene de fuera y hace que la angustia anide en nuestro interior, aquel es una metáfora de la sumisión que llevamos dentro, de lo que cada cual aportamos –muchas veces, inconscientemente- a la construcción de la destrucción.

Incluso visto desde España –donde nos hemos despertado anteayer del sueño en que creíamos vivir en una democracia avanzada-, el nivel de prebendarismo que acá permea todas las instituciones y escalas de poder sonroja. No quiero dejar un poso negativo de la política paraguaya ni me atrevo a juzgarla, no la sigo día a día y creo que me faltan muchísimos elementos para comprenderla mínimamente. Sé que, como en todas partes, crecen espacios, experiencias y proyectos que te hacen pensar en quien resiste, que te invitan a creer, que te demuestran que hay gente que no quiere aportar su ‘ladrillo’…

Paraguay Pyahurã haciendo campaña en la terminal de ómnibus de Curuguaty
por el 'voto nulo': una protesta contra la corrupción de las instituciones y
el sistema político que ha conseguido unos resultados interesantes.
No apunté ni el título ni el nombre del artista...

Nota: las fotos corresponden a las obras que más me han gustado, de lo poco que he visto, de la Bienal Internacional de Asunción.


martes, 13 de octubre de 2015

Sobre la belleza


¿Y cuántas veces más contemplarás la luna llena? Y, sin embargo, todo parece ilimitado…
Paul Bowles, ‘El cielo protector’


A la puerta de mi casa hay un farolito que está siempre encendido. Cuando llego anocheciendo, un gecko suele estar merodeando a su alrededor, imagino que poniéndose las botas con los mosquitos atraídos por la luz. Al principio, cuando metía la llave en el cerrojo, el ruido chirriante de la cancela de hierro le asustaba y huía buscando refugio en algún hueco del tejado. Pero, últimamente, parece que se hubiera acostumbrado a mi presencia y con sus fríos ojos negros me observara paralizado, como diciendo “¡Ah, eres tú! Ya estás en casa.” Por más austera que sea, cuando regresas de los viajes al interior, cada pequeño detalle, cada comodidad asumida como normal, cobra un valor inusual: abrir la heladera, servirte un vaso de agua, ir al baño, darte una ducha…

Camino de Brítez Kue

Aspecto de una letrina convencional
En uno de los últimos viajes visitamos la colonia de Brítez Kue, en el distrito de Yvy Pytã que, por si sufres daltonismo, significa ‘tierra roja’. Desde Curuguaty hay que tomar la ruta 10 que lleva a Saltos del Guairá, la capital departamental, en la frontera con Brasil. No hay ninguna señal que marque el desvío, apenas un kilómetro después de pasar los últimos restos de un campamento –justo en el borde de un gran sojal propiedad de Blas Riquelme, el ‘supuesto’ dueño de las tierras en disputa- que sigue recordando hoy lo ocurrido hace tres años en Marina Kue. La camioneta no para de bambolearse sobre la carretera, intentando salvar los surcos y los enormes baches sobre el asfalto. Se dan solo en uno de los sentidos, como un reguero que marcara la salida de la soja: la policía caminera –coima mediante- hace la vista gorda para que los camiones que se extralimitan de peso puedan circular sin problemas hasta los principales puertos del país.

Alejadas de las viviendas, suelen ocultarse en los yuyales
Letrina mejorada: con inodoro, ducha y fregadero
Es curioso que un municipio como Curuguaty, al que llegó hace poco más de diez años la ruta asfaltada, sea hoy un enclave rural-global cuya economía dependa más de la cotización de las food commodities en la bolsa de Chicago que de la actividad local. Mientras vamos dejando atrás estancias ganaderas, extensiones de monocultivo y alguna mancha boscosa me acuerdo del trabajo que lleva realizando desde hace años un antropólogo canadiense (y tengo que tomar aire para resumirlo a partir de lo que me ha contado una amiga): investigar cómo los flujos globales de la soja inciden en las vidas cotidianas de la gente, desde que todo un sistema de infraestructuras se diseñe en función de intereses comerciales, pasando por la elaboración de supuestas normas de calidad que esconden el control burocrático y los muros que el poder ejerce, hasta hacer de “la pobreza un pecado de inferioridad, una forma de ser en que los individuos se vuelven incapaces de ejercer sus derechos.”

Letrina mejorada: fosa séptica y pozo ciego aunque no siempre, como
en este caso, funcionan...
Nuestro equipo de campo se está encargando de hacer las entrevistas en las comunidades y de georreferenciar los pozos individuales que se siguen utilizando, a la vez que toman nota del uso que la gente da a sus pozos una vez acometido el servicio de agua. Aprovechamos nuestra reunión de coordinación mensual para cruzar la distancia, física y social, que separa Asunción del interior del país. Después de dar el aviso por la radio comunitaria, Regina es una de las primeras mujeres que nos atiende. Como casi todas las mujeres del campo, aparenta muchos más años de los que tiene. Nos invita amablemente a tomar asiento en el porche de su casa. Una niña sentada con la cabeza apoyada en la mesa nos dedica esa clase de mirada que da la impresión de seguir concentrada en sí misma. Está a su cuidado porque su madre está en prisión. De repente, se ha colado en la entrevista –como en otras que le seguirán- un tema que no está previsto y te invade una intensa sensación de futilidad sobre las preguntas que le tenemos que formular. Y entonces ves las huellas de la fatiga, las arrugas del sufrimiento y caes en la cuenta de la increíble capacidad que tienen algunos seres humanos para mantenerse enteros.

Que tu lote tenga servicio de agua no significa que dispongas de
agua corriente en tu vivienda
La colonia forma parte del área de influencia de la Reserva de Mbaracayú, que estos días está siendo revisada al milímetro para garantizar la seguridad de la Embajadora de Estados Unidos. Su visita se enmarca en la firma de un convenio entre USAID y WWF –y que incluye en su alianza a la fundación que gestiona la reserva, Wildlife Conservation Society y Syngenta, entre otras- para promover la conservación del Bosque Atlántico con prácticas agropecuarias sostenibles, ‘con especial énfasis en la soja y la producción de carne’. Lees esto y no puedes dejar de acordarte de una escena que Doris Lessing narra en ‘El cuaderno dorado’: en medio de una fiesta entre hombres de negocios, le parece hasta oír cómo dicen que no se creen nada, que ya saben que lo que hacen está mal pero que les da igual. Y, mientras contempla sus rostros con un punto de miedo, siente que regresa a “su fase más primitiva de comunismo, cuando una cree que hay que matar a todos esos hijos de puta…”

Pozo en desuso y depósito de agua conectado a red de abastecimiento

Pozo en activo
Desde que lo leí por primera vez, vuelvo a él de vez en cuando. Creo que cumple aquello que alguien dijo de la buena literatura, que debe reconfortar a las almas desasosegadas e inquietar a quienes se sientan cómodos. Cuando regreso a Asunción la humanidad parece haber enloquecido por un eclipse lunar que no se repetirá en años. Salgo a la terraza y coincido con mi vecina Gabriela, una joven paraguaya separada que vive con su hijo Ulises. Me dice que le resulta agradable charlar conmigo porque sabe que la conversación no girará en torno a temas de crianza. Y, siendo periodista, me pone al día de esa sacudida hacia adelante, de esa pequeña victoria que, a veces, en un lugar del mundo hace a la gente tener fe en que las cosas puedan cambiarse. Nos bebemos media botella de vino sentadas en la escalera, arreglando el país y mirando de vez en cuando al cielo, algo decepcionadas porque en ningún momento llegamos a ver el color rojizo de la luna. Hay breves instantes de conexión entre lo vasto y lo diminuto de nuestra existencia que, aun con la certeza de que el mundo es un lugar horrible, te hacen amar intensamente la vida.


Saliendo de Brítez Kue, al fondo, la Reserva de Mbaracayú

miércoles, 19 de agosto de 2015

Memorias


Tal vez esa tempestuosa y recóndita apetencia del corazón humano sea más infinita que la esperanza.
Tal vez el amor sea más largo que el tiempo.
Juan Manuel Marcos, ‘El invierno de Gunter’.


Hay días que se te llenan de memoria. Hoy es el cumpleaños de mi hermano. Nació una calurosa tarde de agosto, treintaicinco años después de la madrugada –Cómo canta la zumaya…- en que fusilaron a Federico García Lorca. Pareciera que nunca va a estar todo dicho sobre su vida y su muerte. Mi madre estaba sola en la cocina de la casa de mis abuelos cuando vio venir el parto, una cocina que seguro agrandan mis recuerdos. No puede ser de otra manera para que en ella, como en tantas otras cocinas, quepan todas las memorias que guardan. Treintaicinco años antes de que naciera mi hermano, en otra calurosa tarde de agosto, un camión de falangistas fue cargando –al compás de los cordeles que entregaba el cura Bibiano para atarles las manos a la espalda- a los rojos de un pueblo de Castilla con nombre de rey godo. A los jóvenes solteros les devolvieron al día siguiente, con las caras y los cuerpos reventados de la golpiza. Uno de ellos era mi abuelo Teodoro, que por entonces tenía dieciocho años. De los padres de familia nunca más se supo –…¡ay, cómo canta en el árbol!-, once hombres cuyas memorias se pierden en Torozos, esos montes bajos que abrigan algo de lo que soy, ese navío con vaho de muerte desde aquellas madrugadas.

En aquel camión iba mi bisabuelo Antonio. De nada sirvió que su hermano Gerardo, el alcalde socialista del pueblo, se entregara a las autoridades golpistas a cambio de que liberasen a sus compañeros. A él se lo llevaron a ‘Cocheras’ y fue fusilado apenas un mes después extramuros del cementerio del Carmen. La tía Quirina, otra hermana que había regresado de París con la euforia de las elecciones municipales, pasó cinco años en el penal de mujeres de Burgos, por afrancesada, moral libertina y, de paso, por seguir colgando la bandera republicana del balcón después del 18 de julio. Mi tía Maxi, la hermana de mi abuelo, tenía doce años cuando todo esto ocurrió. Siendo aún moza se marchó a Barcelona, para no cruzarse con los asesinos de su padre y, encima, tener que escucharles aquello de que “hay que arrancar estas malas hierbas rojas”. A sus 91 años es la única memoria viva de aquellos hechos en mi familia. Es imposible llevar la cuenta de las veces que ella y mi abuelo nos contaron, nos revivieron, nos lloraron –sabiéndose amurallados en su interior-, aquel duelo siempre inconcluso.

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Me acabo de leer ‘El invierno de Gunter’. Os lo podría resumir como la toma de conciencia de un mequetrefe integral. Lo malo, como decía Woody Allen de la Biblia, es que el personaje central resulta poco creíble. Lo bueno, es que los dos metros desgarbados de ese paraguayo de origen alemán sirven de perchero para colgar las otras, las verdaderas historias del libro. En realidad, más que una novela, es un artefacto de ficción, una de esas metanovelas que juegan con voces, registros y géneros para disfrute de quien lee. Está ambientada en una Corrientes (Argentina) que en realidad es el trasunto de la Asunción (Paraguay) que el autor vivió, sufrió y de la que tuvo que exiliarse en la última etapa de la dictadura estronista. Dos adolescentes son detenidas por zurdas y lesbianas. A Soledad, entre violaciones y picana (si alguien no conoce los métodos de las dictaduras del cono Sur le puede echar tiempo y estómago a esta película), aún le da el cuero para escribirle poemas de amor a Verónica. A esta, sin cortarse tampoco en las torturas, la machacan moralmente contándole las barbaridades a que someten y el derrumbamiento de aquella. Pero es mucho más que una terrible y sensual historia de amor: con tinte autobiográfico, a ratos trama policíaca, homenajes explícitos a Roa Bastos y otros grandes de la literatura, una reivindicación de los mitos guaraníes…, los poemas de Soledad van hilando la memoria política, social y cultural de este país pero haciendo un ejercicio de universalización, conectándolo con los cambios que sufre el mundo en esa década trágica en que el neoliberalismo y la globalización empezaron a imponerse como doctrinas.

La temida 'caperucita roja' de la portada es todo un
símbolo de la dictadura estronista: las Chevrolet de color rojo
que patrullaban las calles asuncenas sembrando el terror
con sus rondas de noche en busca de comunistas.

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Hay otro tipo de memoria. El ADN mitocondrial es el material genético contenido en las mitocondrias, las factorías energéticas de nuestras células. Tiene algunas particularidades que lo hacen especialmente útil para la investigación, entre ellas, que solo lo heredamos por vía materna. Vamos, que lleva viajando con cualquiera que ahora esté leyendo esto desde hace unos 150.000 años y nos conectaría a todos, toditas, con esa supuesta ‘Eva’, la antecesora común más reciente de nuestra especie. Desde su descubrimiento, se han podido establecer líneas genéticas directas y elaborar así una especie de árbol genealógico de la humanidad. Además, los cambios en las secuencias genómicas sirven para ver las diferencias evolutivas entre poblaciones e inferir los momentos en que algún grupo de antepasados se cansó del lugar o de lo que estaba haciendo y le dio por explorar nuevos territorios. Pero más recientemente, también se está empleando en medicina forense para la identificación de cadáveres cuyos restos estén muy deteriorados.

Intervención del proyecto ADN Mitocondrial. Foto: CCEJS.
De la mezcla de ciencia, arte y política ha surgido un proyecto que lleva por título, precisamente, ADN Mitocondrial. Este proyecto ha ganado la iniciativa Invernadero, del Centro Cultural de España Juan de Salazar, un intenso mes de formación y experimentación en torno a la idea de ‘Estado’. Uno de sus artífices es Alfredo Quiroz, artista plástico y médico forense que colabora con la Dirección de Reparación y Memoria Histórica, encabezada por Rogelio Goiburú, dependiente de la Dirección General de Derechos Humanos, del Viceministerio de Justicia y Derechos Humanos, en la búsqueda de las víctimas de la dictadura estronista. El propio Goiburú es hijo de uno de esos desaparecidos: también médico, se puso en el punto de mira de las autoridades cuando trabajaba en el Hospital Policlínico y se negó a firmar como defunciones naturales las muertes por torturas. En Paraguay, pese a no aplicarse ninguna ley de amnistía, apenas se ha juzgado a un puñado de torturadores. La Comisión de Justicia y Verdad ha constatado 425 ejecuciones sumarias entre las más de 20.000 personas presas políticas. El premio de la convocatoria es una residencia de dos semanas en un centro de arte español, donde el proyecto será expuesto y presentado al público.

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“Saber que España es después de Camboya el país con más muertos en las cunetas debería hacernos pensar”. La frase es del escritor Julio Llamazares, que algo sabe de nostalgia y de memorias enterradas…



martes, 28 de julio de 2015

Ysyry


En enero de 2015 el gobierno paraguayo decretó el estado de emergencia en Concepción, San Pedro y Canindeyú. La medida venía justificada por el abandono al que habían sido sometidos estos departamentos por parte del Estado durante los últimos 60 años. Su resistencia a la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) fue, efectivamente, premiada con la ausencia de inversiones e infraestructuras. Pero lo que lastra su desarrollo, además de carencias básicas como el acceso al agua, es una complicada mezcla de factores. Son regiones en las que el movimiento campesino sigue gozando de gran fuerza pero donde las acciones del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) parecieran diseñadas para criminalizar las luchas por la tierra y justificar la militarización de zonas donde se juegan los intereses del narcotráfico y del agronegocio.

Y significa agua en guaraní.

Paraguay es un país de contrastes. Por ejemplo, la disponibilidad media de agua por habitante es de las más altas del mundo –está atravesado por el caudaloso río que le da nombre y la mitad de su territorio se asienta sobre el acuífero ‘Guaraní’, la mayor reserva de agua dulce del planeta y cuya principal área de descarga y recarga natural está ubicada en el corredor que ocupa la ‘triple frontera’ entre Paraguay, Brasil y Argentina- pero tiene los peores índices de abastecimiento de agua de toda Sudamérica. El panorama del agua puede verse como una expresión concreta de la ingobernabilidad política de este país. Con el decreto de emergencia de enero pasado, el presidente de la República solicita un informe sobre el acceso al agua en los tres departamentos y, a continuación, entra en ‘shock’: el número de organismos involucrados (y descoordinados) en su gestión es tal que resulta imposible cuadrar datos.

Yvy significa suelo, tierra. El Yvy Marãe’y es el mito guaraní de la ‘tierra sin mal’.

En 2000, en el contexto de ‘las guerras del agua’ que cruzaban de sur a norte el continente, Paraguay no se libró de las presiones del FMI y del Banco Mundial que condicionaban sus créditos a la privatización de servicios públicos. Se promulga entonces la que se conoce como ‘ley ERSSAN’ (Ente Regulador de Servicios Sanitarios) que, en un intento de reordenar el sector del agua para hacerlo más eficiente, trajo la amenaza de la privatización de la prestación del servicio e ignoró en su marco regulatorio a las Juntas de Saneamiento. Dos años después, se sanciona la ley de recursos hídricos (aún hoy sin reglamento que la desarrolle) que reconocía la potestad del Estado para establecer como dominio privado un bien de dominio público, o sea, no se hablaba ya de la privatización del servicio sino de la titularidad misma del agua.

Yvyra es madera y también designa en guaraní al tronco de los árboles.

En Paraguay solo el 67% de la población tiene acceso a agua potable, un 55% en red –dándose aún enormes diferencias entre áreas urbanas y rurales-, y casi el 90% de la población carece de sistema de saneamiento. Más de la mitad de la población que dispone de agua corriente en sus hogares lo hace gracias a las Organizaciones Comunitarias de Servicio de Agua (OCSAS), de ahí la importancia en sus áreas de competencia, zonas rurales y municipios menores a 10.000 habitantes. Entre estas organizaciones están las Juntas de Saneamiento, promovidas por el Servicio Nacional de Saneamiento Ambiental (SENASA); y las conocidas como Comisiones de Agua, creadas por otras instancias gubernamentales (Gobernaciones, Municipalidades, Itaipú…). Puede parecer romántico todo lo que suene a ‘comunitario’ pero estas organizaciones son la necesidad –el aislamiento histórico de gran parte del interior del país y la ausencia de un Estado fuerte capaz de cubrir unas mínimas condiciones de vida- convertida en virtud. En la práctica, se trata de un sector atomizado con graves problemas de solvencia económica: las diferentes instituciones que promueven su creación ejecutan la obra pero no invierten en el mantenimiento de la infraestructura, a lo que se suma una altísima tasa de morosidad, dado el arraigo de la cultura guaraní al agua y a la idea de su abundancia, y presumiendo el libre acceso a ella.

Yvyra mata es la forma en que se denomina genéricamente árbol y también bosque en guaraní.

En 2002, en Paraguay se dio una movilización singular, de carácter nacional -y no local, como ocurrió en Bolivia o Perú- y multisectorial, logrando que la suma de organizaciones sociales y políticas, cristalizada en el llamado Congreso Democrático del Pueblo, echara para atrás la Ley de Privatización de Empresas Públicas. La ‘ley ERSSAN’ también sufrió cambios de calado: se contuvo la privatización del servicio estatal de agua, que pasó a ser una empresa pública, y se reconoció a las Juntas de Saneamiento como entes subsidiarios en la prestación del servicio. El intento de imitar aquellas movilizaciones una década después no sirvió, sin embargo, para frenar la aprobación de la conocida como Alianza Público Privada, una de las primeras medidas de Horacio Cartes tras ganar las elecciones generales en abril de 2013.

Ysyry significa ‘agua que corre’ y sirve para referirse a ríos y arroyos.

La verdad es que cuesta imaginar el interés de un ente financiero internacional en organizaciones comunitarias con escasa capacidad de gestión y sin apenas recursos. Pero al poco tiempo, el Banco Mundial viene a decirle, sottovoce, a Paraguay que ponga orden en juntas y comisiones de agua si quiere recibir plata. Ahora mismo, en la gestión comunitaria del agua están presentes acá todos los ‘lobos con piel de cordero’, desde AVINA, pasando por la Coca-Cola y la USAID. Su toma de tierra local son las organizaciones no gubernamentales. Y así, no es de extrañar que un líder comunitario, fogueado en las luchas de la década pasada, lance en una reunión la duda de si no estarán siendo aquellas los involuntarios pyragües –chismoso, pero aún más peyorativo al referirse con este término a los delatores en la dictadura- de las corporaciones privadas. Hay un dicho guaraní que dice ñande ndaikatúi jake jararándie petei tupápe (imposible compartir la cama con una serpiente venenosa).

Una amiga que trabaja con la comunidad Pãi Tavyterã me cuenta que ysyry tiene otra acepción para este pueblo. Es difícil hacer una traducción de una cosmovisión a otra porque lo que definimos probablemente tampoco corresponda a los mismos conceptos. Pero asociando el agua a lo que da vida, se podría traducir como ‘la vida que fluye’ y sirve para designar algo parecido a lo que en nuestra cultura llamaríamos ‘feminidad’, en un sentido fuerte de genealogía y sabiduría ancestrales.


*Gracias a Ethel Rojas por mostrarme cómo en guaraní se construyen a partir de la raíz y (agua), de manera casi secuencial, las palabras que designan todo aquello que nace de ella.

Hemos hecho un concurso de ideas entre el equipo de campo para traducir (y resumir) el nombre del proyecto en el que trabajo.
Los requisitos eran solo dos: que transmitiera la idea de participación y que la expatriada fuese capaz de pronunciarlo ;-)...
Montse nos ha diseñado este logo tan chulo para abrazar al 'Trabajemos por nuestra agua' (ya me sale de corrido).

miércoles, 17 de junio de 2015

Grullas y justicia



La grulla es un animal cargado de significados en la cultura japonesa. Los hay que asocian su danza a la alegría y la celebración de la vida, o la convierten, debido a sus largas migraciones sin escalas, en un símbolo de búsqueda espiritual. La primera vez que vine a Paraguay traía conmigo dos pequeñas grullas de origami que me regaló un amigo. Me dijo que cuidarían de mí hasta que viese la ocasión de desprenderme de ellas: debía regalar una a alguien que me hubiese acompañado en mi caminar y dejar la otra en un lugar al que quisiera volver. Unos meses antes de llegar a Paraguay por segunda vez en mi vida, una persona muy especial me invitó a este “espectáculo doméstico de alto contenido poético”, una experiencia capaz de ahorrarte horas de diván para canalizar emociones, como si una bandada de grullas alzara el vuelo con tus deseos, abandonándote a una extraña sensación de ingravidez…

Un poco ajena a las noticias he ido dando mis primeros paseos por Asunción, recorriendo las mismas calles y reconociendo, muchas veces, los mismos socavones y hasta las mismas caras. En la esquina de mi antigua casa, junto a la tienda de café ‘El Chirigüelo’, sigue apostada la pareja de lavacoches: las dos nenas ya juegan juntas y su mamá luce ahora el pelo corto. Me alegra reconocer los graffitis o los murales con motivos indígenas que me servían de guía en la cuadrícula perfecta que es el centro de la ciudad; me despisto ante el derrumbe de algunos edificios cuyas lustrosas fachadas aún recordaba; me sorprendo ante la apertura de nuevos locales que, sin cambiar a grandes rasgos el ambiente, marcan esa lenta tendencia por recuperar un casco histórico abandonado. Ahora vivo unas cuantas cuadras más al sur, en un pasaje en el que por las mañanas compiten la sintonía de las emisoras locales de una imprenta que no duerme, las polkas paraguayas de algún vecino y las sinfonías que nos regala una carpintería metálica. Ya está llegando el viento sur que anuncia el invierno y, por las noches, los sorbos al mate se acompasan con las peleas territoriales de los gatos.

Los tres años que median entre una y otra llegada parecen estar conectados por el mismo trágico suceso, como si el tiempo, de alguna forma, se hubiera detenido en el país. Si aquel junio estuvo marcado por el golpe parlamentario al presidente Lugo, este lo está por el inicio del juicio oral contra campesinos y campesinas acusados de la masacre que sirvió de pretexto para deponer al presidente y, de paso, “construir un nuevo rumbo”, tal y como reza el eslogan del gobierno colorado de Horacio Cartes. Las irregularidades en la instrucción del proceso –que ha llevado al abogado defensor a calificar a la Fiscalía de “organización criminal institucionalizada”- han impulsado una campaña desde la sociedad civil para tratar de garantizar una mínima transparencia e imparcialidad en el desarrollo del juicio. A una semana del inicio, previsto para el 22 de junio, las autoridades han anunciado ayer mismo un retraso de un mes, debido a que todas las salas de los tribunales están ocupadas.

En este rincón del mundo, los pa'í suelen estar al frente de las luchas campesinas y recuerdan a menudo las palabras del Papa Francisco, “prefiero una Iglesia herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad”, que estará en Paraguay entre el 10 y el 12 de julio próximos. Esta visita y la Copa América –en la que la selección paraguaya debutó con un empate que supo a victoria tras remontarle un 0-2 en contra nada menos que a Argentina- son las grandes noticias del momento. Hay figuras a tamaño real del Sumo Pontífice junto a las cuales la gente se fotografía. Quizá el caso Curuguaty no haya sido lo que parece; quizá la instrucción del sumario no haya sido tan desastrosa; quizá no haya salas libres para que se celebre el juicio en la fecha prevista; quizá no tenga que ver el cambio de fecha con la visita del Papa y la presencia en el país de prensa internacional. Pero quizá, solo quizá, haga falta darle algo de visibilidad para tener unas mínimas garantías de justicia.