martes, 2 de octubre de 2012

A la deriva...


"El poder político asocia la idea de progreso y transparencia
gubernamental con la estética funcional moderna"
Kevin Lynch

"Cualquier ciudad que pretenda ser seria debería quedar
descalificada por la presencia de un shopping"
Beatriz Sarlo


A mediados del siglo XX sólo el 40% de la población de Latinoamérica vivía en ciudades. En la actualidad este porcentaje se ha doblado y se habla de que la transición demográfica está cerrada, es decir, no habiendo ya una fuerte presión urbanizadora hacia la periferia, se ha iniciado el paulatino regreso hacia la 'ciudad construida'. En Asunción, curiosamente, coexisten en el tiempo iniciativas por dinamizar el centro histórico y una excéntrica propuesta de extender la ciudad hacia El Chaco, al otro lado del río. La ribera de Asunción es un tugurio -imaginario y real-, un espacio abandonado física y socialmente, y hay quien ve en estos proyectos una forma de redimirse del parricidio urbano que se cometió dándole la espalda al río, negando el origen mismo de la ciudad.


Plano de la ciudad de Asunción, Azara, 1786. Tomado del blog Asunción Circuitos Culturales.


Dicen que desde su fundación, un poco por casualidad, Asunción es una ciudad a la deriva. Durante la época colonial hace las veces de 'madre de ciudades', sirviendo de centro logístico para el aprovisionamiento de mercancías y población de los nuevos asentamientos urbanos en el interior del continente. Buenos Aires, a la que aquí se mira y admira tanto, le debe mucho a esta ciudad. Con la independencia, el Supremo trata de proteger al país de los intereses extranjeros, elimina los privilegios de la oligarquía españolista, suprime las órdenes religiosas y valida al Estado como único interlocutor del comercio exterior pero, involuntariamente, la nación queda condenada al aislamiento. Esta 'dictadura perpetua' rompe la organicidad de Asunción, que se convierte en estos años en algo parecido a un claustro. La apertura, la modernización y el cosmopolitismo que quiso imprimirle la familia López se vio truncada por la guerra y ahí sigue, sin levantar cabeza... Los cambios iniciados -una progresiva industrialización, una transición paulatina hacia una sociedad urbana- pillaron al país desangrándose entre las dos grandes guerras que marcan su historia reciente. Aunque por razones obvias siempre resuena con más fuerza la Triple Alianza (1864-1870) -fue una guerra imperialista de exterminio contra la autonomía económica de un pequeño país-, habría que tener presente que la Guerra del Chaco (1932-1935) contra la vecina Bolivia, ha sido el mayor conflicto bélico del siglo XX en Latinoamérica, llevándose por delante la vida de más de 90.000 personas. Cuando llega la cara más salvaje del capitalismo lo hace a un medio que sigue siendo eminentemente rural y así es cómo, según un colega de acá, este país saltó directamente de la chacra a la globalización. Y eso se nota.

Diferentes visiones de las calles del centro histórico de Asunción.


Asunción no es una ciudad amable. Es sucia, muy sucia, sucísima. Tengo mi propia teoría -sin ninguna prueba que aportar- y estaría relacionada con esa acelerada transición de modos de vida rurales a unos hábitos urbanos que, entre otras cosas, traen nuevas pautas de consumo y nuevos materiales que la gente sigue arrojando con la despreocupación de quien espera que desaparezcan o sean absorbidos por la tierra como lo han hecho siempre. A esto se une la ausencia de papeleras, o cualquier cosa que se le parezca, y un nulo mantenimiento del viario urbano, lo que obliga a no perder la vista del suelo para ir sorteando basuras y socavones. El coche la vampiriza a lo largo de la jornada laboral y la convierte en un 'no lugar' zombi a partir de las siete de la tarde y durante los fines de semana. La audaz propuesta de un metrobús para conectar los principales ejes de comunicación de la ciudad ha chocado con los intereses de quienes controlan en el país los grandes rubros legales -tierras, agronegocio, medios de comunicación, transporte público...-, por no hablar de los ilegales. No se ha desarrollado aun la conciencia de espacio público como vínculo, identidad y colectivización de rutinas cotidianas y sufre, además, fenómenos parecidos a otras ciudades latinoamericanas.

La Chacarita. Arriba a la derecha, las construcciones más asentadas de la zona alta; abajo a la izquierda, el área inundable afectada por las obras de dragado. Carteles alusivos al desacuerdo de la población con los planes de reubicación.


El centro histórico -al que está unido su historia fundacional- está en profundo proceso de decadencia: sin apenas residentes, es la zona patrimonial más rica de la ciudad pero dónde más se visibiliza la pobreza social. Siguiendo con mis teorías sui generis sin pruebas, no creo que sea casual que haya tanta casa cerrada, tanto local abandonado que ni se alquila ni se vende, tanto vacío urbano porque sí. Le auguro un futuro inminente, como ya les pasara a los centros históricos de otras tantas ciudades, de galopante gentrificación y boutiquización, es cuestión de saber esperar y de que quienes cuentan monedas detrás de esas verjas vean claro el momento... A medida que la ciudad ha ido creciendo han aparecido otras centralidades urbanas, más funcionales y adaptadas a los nuevos tiempos comerciales y financieros. El eje Mariscal López representa en esta ciudad el gran imaginario de lo corporativo, la ciudad global que sueña su conexión con el resto del mundo, aunque sea a base de repetir símbolos. Seguramente, la moda impuesta del ocio mediado por el consumo, privatizado -sólo en el barrio de Villa Morra hay ocho shopping-, tiene mucho que ver con esa muerte agónica del centro histórico de Asunción. Y el fenómeno más inquietante, el desarrollo de barrios que, sin llegar al extremo argentino, funcionan como conjuntos residenciales completamente segregados de los espacios periféricos donde transcurren las vidas olvidadas de cada vez más gente, que acaba adaptándose y adoptando formas de subsistencia al margen de las instituciones.


Zona de dagrado y acondicionamiento para el futuro paseo 'Franja Costera'.En la foto inferior derecha se puede ver el Palacio de Gobierno.


Uno de esos espacios es La Chacarita, sueño o pesadilla entre el agua y la ciudad. Esta franja sinuosa que recorre, más o menos, la zona central de la bahía es un asentamiento histórico cuyos habitantes -tanto por entretenimiento como por supervivencia- nunca perdieron el contacto con el río. Las zonas altas son las más antiguas y dónde habita una población más estable, con fuertes señas de identidad debido, entre otras cosas, al trabajo comunitario que han venido realizando diferentes organizaciones. La parte que podría calificarse 'de emergencia', ya sobre las zonas de crecidas periódicas, sustenta a grupos con menores recursos, sino directamente en situación crítica, procedentes del campo o migrantes urbanos de otros asentamientos más alejados. Y es que, ser la puerta trasera del centro histórico tiene sus ventajas: un enclave privilegiado para ejercer la variada gama de servicios informales en la vía pública. El proyecto conocido como 'Costanera Asunción' quiere devolverle a la ciudad las potencialidades naturales, paisajísticas y de uso público de sus riberas. La idea es una completa renovación urbana de la mano de un paseo costero que sirva de eje dinamizador. El problema es que las mejoras en equipamientos, saneamiento o en la calidad de vida de la población ribereña parecen el pretexto incuestionable para reubicar a una gente que no entra en la agenda oficial del desarrollo y los negocios. Quizá sean meros detalles pero las obras de dragado del río -comenzadas en septiembre de 2010- no han contemplado, de momento, medida alguna para evitar que estas áreas, hoy todavía habitadas, queden anegadas ni para compensar el daño provocado a la Reserva Ecológica Bahía de Asunción y Banco de San Miguel (según la organización conservacionista Guyra, sólo el primer año de obras hizo caer el censo de aves migratorias observadas a la mitad y, en años sucesivos, su presencia ha sido casi testimonial).


Si, en el mejor de los casos, el nuevo eje de la Costanera no levanta un 'muro' de torres corporativas que acaben cerrando la salida natural del centro histórico hacia el río, suponiendo que la renovación urbana consiga tejer un espacio público a la medida de la población y no una mera vía de tránsito motorizado, ¿tendrá Asunción que ofrecer algo más como proyecto urbano que 'consumir más' y 'consumir más ciudad'? ¿Quiénes tendrán verdadero acceso a esa ciudad? ¿Cuál será el perfil humano de ese modelo urbano?...

'La Catedral', de Ignacio Núñez Soler, 1980. Tomado de Portal Guaraní.


Fachada de la Estación de Ferrocarril de Asunción (1859-64), máximo exponente del potencial tecnológico del país a mediados del siglo XIX.


Hotel Guaraní. Inaugurado por Stroessner en 1961 (aun conserva la placa en el hall de entrada), es todo un símbolo que recoge lo mejor de la tradición arquitectónica colonial -su frente de fachada-azotea- con una sobria factura moderna.


3 comentarios:

  1. me gusta mucho el cuadro de la Catedral. Mira a ver si encuentras una postal y me la mandas...
    besazos

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  2. Oído cocina, pero lo de las postales parece reñido con esta ciudad. Veré qué puedo encontrar... Muchos besos.

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  3. Un estupendo análisis Esther! ¿A quién pertenecen las ciudades? La respuesta es la de siempre.

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